En arteterapia no es tan importante conseguir un producto estético final como ayudar al interno a reflexionar sobre sí mismo. Este proceso ocurre a través de la creación artística que actúa como intermediaria facilitadora de la comunicación y exploración de sentimientos.
En última instancia, el objetivo en arteterapia es aprender a utilizar la creatividad propia de las artes para resolver conflictos que se encuentran en una dimensión distinta a la puramente estética. La cárcel es un lugar paradójico, oprime y niega los sentimientos a la vez que los despierta y exacerba con muchísima fuerza. La rabia se enciende rápida como una hoguera, mientras en el corazón mismo del fuego, a menudo se esconde la más conmovedora ternura. El trabajo del arteterapeuta es ayudar al interno a reconciliar estas dos fuerzas.
Existen muchos factores psicológicos que el interno tiene que afrontar. El primero de ellos, obviamente, es la falta de libertad, pero también lo es encontrarse en un ambiente hostil y amenazador. Atrapado en un callejón en el que convive al mismo tiempo, la necesidad de defenderse y la amenaza del castigo. El interno vive lejos de sus familiares a los que ve, si los ve, a contrarreloj, y en cualquier caso cada visita supone una nueva despedida.
La manera en que el interno vive su propio delito también es un hecho que tiene que afrontar y cuya resolución determinará en gran medida el que reincida en el delito. Un entramado de sentimientos contradictorios tienen preso al interno con mucha más eficacia que los muros de la cárcel. Para que el interno puede alcanzar la rehabilitación, deberá antes salir de la espiral víctima-verdugo culpa-castigo en la que se encuentra atrapado. Solo si logra alcanzar esta meta podrá enfrentarse a su falta, ser consciente del dolor ajeno y asumir la responsabilidad sobre sus acciones.
El arteterapeuta acompaña al interno en la difícil tarea de poner en orden su vida. Así, los objetos artísticos que se producen en las sesiones de arteterapia, sean individuales o de grupo, cobran una importancia vital en el desarrollo personal del interno. Cada imagen representa un paso en el camino para reencontrarse a sí mismo. Un valor, sino superior, en cualquier caso distinto al que se le da a la obra expuesta en una galería de arte.
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Autor:
Carles Ramos i Portas, Director de Arteterapia, Metàfora
carles.ramos@metafora.org
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