Norma Irene García-Reyna, nutricionista y doctora en psicología es especialista en trauma por bullying

Conversación con Norma Irene, arteterapeuta en Metàfora.

Norma Irene, para empezar con esta entrevista me gustaría que nos contaras un poco tu trayectoria hasta llegar al arteterapia.

El camino al arteterapia fue bastante largo. Fue una sorpresa muy grata y esperanzadora encontrar esta formación. Pero para empezar un poco por el principio, yo estudié nutrición, y hace veinte años vine becada por la Universidad Autónoma de Nuevo León de México para realizar un máster de endocrinología pediátrica, en el Hospital Materno-infantil Vall d’Hebron de la UAB, cuando llevaba un año se me ofreció una extensión de beca para hacer el doctorado. Lo hice de psicología porque siempre me había interesado mucho la parte emocional de los problemas nutricionales de las persona que atendía.

Cuando terminé el doctorado, volví a mi país, sin embargo no me acabé de adaptar  y hablé con la directora de mi universidad para que me dejara volver a Barcelona para continuar con un proyecto que tenía sobre obesidad. Durante este periodo perdí a dos personas muy importantes, y ahora recapitulando, me doy cuenta que eso me hizo ver lo que realmente es importante. A mi regreso seguí trabajando en el hospital, en el departamento de endocrinología;  parte del pago de mi trabajo fue a través de formación académica, dejándome elegir lo que deseara, así que opté especializarme en arteterapia. Me apunté al intensivo de verano de Metáfora porque lo encontré por internet.

Ahora por favor háblanos un poco de tu actividad profesional como arteterapeuta, con que colectivos sueles trabajar, que particulares tiene ese colectivo, decías antes sobre el tema nutricional, los problemas de la gente con la nutrición, etc.

Hace 20 años, yo venía a aprender sobre nutrición y lo hice en base de la experiencia clínica. Los endocrinólogos de las consultas del hospital, empezaron a derivarme a los pacientes con obesidad exógena, es decir, quienes tenían sobrepeso debido a la alimentación. Así es como me fui especializando en obesidad infanto-juvenil. En aquel entonces, en el equipo nos dimos cuenta que la mayoría de los casos de obesidad empezaban por un evento traumático y teniendo en cuenta que la mayoría de estos pacientes sufren de acoso escolar debido al estigma del peso, me especialicé en el trauma por bullying. Posteriormente me fui a un centro de conducta alimentaria no solamente de obesidad sino de bulimia y anorexia y empecé a trabajar también con personas adultas.

Me gustaría que nos compartieras un momento duro que has tenido y otro de bonito en tu práctica profesional

Me han pasado más cosas gratas, pero recuerdo un momento realmente difícil, cuando un usuario refirió haber sido el maltratador y no la víctima como la mayoría de los casos con los que trabajo.  Como arteterapeuta tienes la misión de empatizar y brindar apoyo con la misma delicadeza y profesionalidad como lo harías con una víctima. Son momentos delicados donde más que nunca necesitas la ayuda de la supervisión.

Otros momentos que son de mucho impacto para la arteterapeuta son cuando las personas usuarias tienen un insight a través de la imagen o el proceso creativo. Sucede en ocasiones que después de realizar una imagen, la persona la ve y “se da cuenta”, tiene una visión interna de autoconocimiento. Son momentos en los que pensamientos y emociones pueden ser exteriorizados y reflejados a través de algo material, como la imagen y el acto de crear; cuando sucede esto, dejan de afectar de la misma manera y dan al cerebro la oportunidad de otras maneras de trabajar. El arteterapia es muy útil ya que en ocasiones la memoria traumática puede bloquear el sistema del habla, impidiendo la expresión a través de la palabra, sin embargo la expresión artística está intacta, dando la posibilidad de expresarse a través de esta vía.

Por tanto ¿al final hay una verbalización de ese trauma o no necesariamente?

No necesariamente.

¿Ya con el hecho de plasmarlo y que se produzca un “Inside” ya es el proceso a la curación?

Para algunas personas la verbalización es necesaria y para otras el proceso creativo y la imagen puede bastar para sentirse mejor.

¿Que destacarías de la carrera de arteterapeuta o hace falta tener unas cualidades especificas para formarse como artetarapeuta, que habilidades crees que son importantes para serlo?

Las ganas de formarte en una profesión que al menos en metáfora es un 60% de experiencia. La habilidad más importante son las ganas de conocerse a una misma, pues es la que te regala la oportunidad de ayudar a los demás. Cuando te descubres a ti misma es cuando te vas a dar cuenta de si en realidad deseas ser arteterapeuta.

Tu dices que pasa por un proceso personal, pasa por tener ganas de transformarte a ti misma para poder ayudar a los demás.

En ese “transformarte” vas a tener la inteligencia suficiente para decidir si esto es vocacional.

Por eso también el proceso de estudios dura tanto.

Si, este tipo de formaciones experienciales las hay en diferentes ámbitos, por ejemplo: en grupoanálisis, la formación como terapeutas, etc. Por un lado hay mucho trabajo experiencial para que las alumnas pueden vivir en su propia persona lo que les puede ocurrir con sus usuarias allí afuera, y por otro lado, como en cualquier carrera hay una gran parte teórica.

¿Qué crees que es lo terapéutico de la arte terapia que la diferencia de otras psicoterapias?

Además de la relación entre arteterapeuta y usuaria/o, al trabajar con la imagen se ofrece la posibilidad de una conversación entre la persona y la obra, que vendría siendo una conversación contigo misma, un diálogo introspectivo que lleva a la reflexión, al autoconocimiento. El proceso creativo y la imagen en si,  crea una conexión con el hemisferio cerebral derecho, al que se le atribuyen las habilidades de creatividad, de imaginar, de conectar con las emociones, conecta con tu parte interna sana. A parte de eso, puede ayudar a rescatar del inconsciente todo aquello que necesitamos para estar aquí, en este mundo, porque en el inconsciente está todo nuestro saber. Es como ir a pescar, buceamos en el arteterapia para pescar algo de nuestro inconsciente para llevarlo a la consciencia y así aumentar el conocimiento sobre nosotras mismas.

Otra cosa, pero no menos importante, ¿Se puede vivir del arteterapia?

Sí. Hemos avanzado, porque tenemos asociaciones de arteterapia y a la FEAPA (Federación Española de Asociaciones Profesionales de Arteterapia) una entidad que las representa, da soporte y vela por una buena práctica, exigiendo requisitos mínimos para el ejercicio profesional.

¿Qué les dirías a las futuras arteterapeutas?

Les diría que es una profesión seria, exigente, pero a la vez hermosa y muy gratificante. porque no solamente ayuda a conectar a los usuarios con la parte sana sino que a quien se forma en esta profesión también. Que se puede vivir de ella. Que hay que echarle ganas. Podemos vivir de la manera que queramos, que sí, que es un momento difícil pero que se puede. El consejo más importante es que crean en ellas mismas, que tiene que haber profesionales ejerciendo para poder tirar adelante el arteterapia.

¿Cómo empezaste tu actividad como profesora en Metàfora?, es decir, ¿cómo entraste aquí? ¿Te quedaste después del máster?

No, no me quedé después del máster, en ese momento estaba muy ocupada con el proyecto de obesidad infantil en el hospital, cuando me fui al centro de trastorno de conducta alimentaria es cuando empecé a tener más tiempo, y  coincidió que Carles me ofreció llevar la conducción de un GAT (Grupo de Arteterapia) de verano y después me ofreció formarme como supervisora, estuve dos años co-supervisando a su lado, después de este tiempo empecé a llevar yo los grupos, inicié en Metáfora en el 2013.

¿En qué crees que se diferencia la formación que se ofrece en metáfora del resto de formaciones?

Yo creo que su punto fuerte son la gran cantidad de horas de prácticas de arteterapia supervisadas, las alumnas tienen la posibilidad de elegir entre una gran variedad de centros; por otro lado los grupos experienciales son únicos, llevados de la manera que lo hacemos en Metáfora permiten a las alumnas tener un conocimiento experiencial único sobre las dinámicas grupales. La parte teórica es también un punto fuerte, con una base relacional, psicodinámica y centrada en la mentalización, sin olvidar la teoría de grupos. Por otro lado, las alumnas están tutorizadas durante toda la formación.

¿Podrías decirme una metáfora que resume la formación en Metàfora?

“Metàfora es una gran cocina donde se enseña a cocinar como chef Michelin.”